Escritura.

 Hubo un momento de mi vida en el que creí

Que mi futuro iba a sustentarse de mi escribir.

Y a quien conociera le decía

Que iba a ser escritora.

Y que mis historias, todas,

Nunca iban a tener un final

En que los personajes no mueran.

Me parecía injusto dar por terminada

 una historia en la que

 los protagonistas continúan su vida 

sin que alguien sepa qué fue de ellos. 

Tienen que morir. 

Si no no es una buena historia. 

No tiene conclusión. 

¿Saben  cuántas historias escribí hasta el final?

Menos de las que me había propuesto.

No soy capaz de matar

Nisiquiera solo con lo escrito

Aquellas fantasías que nacen de mí.

Y tampoco soy capaz de contar las historias que merecen.

No sé hacerle justicia a su existencia.

Porque no sé matar mi mundo interno.

Y no puedo fallarle a mis principios al contar solo un capítulo

Un extracto corto de la vida

Tan eterna que tienen mis personajes.

Perdón por fallar en eso.

Es hoy todavía mi gran batalla,

No vayan a creer que desistí.

Casi cada día empiezo de nuevo

A contar, escribir, redactar y todo lo que conlleva

El crear una nueva historia.

Incluso escribí en el modo texto dramático.

Como si mi meta de escritora

 cambiara a dramaturga.

Tengo una infinidad de archivos word

 con proyectos de escritura. 

Podría venderlos a alguien que sepa aprovecharlos

Y no los quiera matar. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

El motivo.

Es real.

Incertidumbre.