La dificultad de saber qué se quiere.
Me pasa que trato de vivir en la consciencia.
Y que todas mis decisiones están tomadas desde la meditación, el autoconocimiento, la realidad inmediata y posible realidad futura que me rodea y una gran cuota de curiosidad.
Dios! Sí que tengo curiosidad por la vida.
Y eso me fascina, porque siempre hay algo que quiero aprender, conocer, intentar, probar, ver, descubrir, investigar, y un largo etcétera de cualidades relacionadas a la curiosidad.
Mi problema es... cada vez que mi curiosidad me lleva a un nuevo lugar, mis horizontes, metas, puntos de vista y conocimientos se expanden. Cada movimiento que hago en mi vida amplía mis horizontes. Interrelaciona también todo lo anterior, todo cambia el sentido de lo anterior.
Lo que implica que cada nueva experiencia modifica mis intereses, mis prioridades, mis metas.
Y eso agota. A veces me siento como vagabunda en un mundo que me sobra. A veces el infinito es demasiado. A veces los intereses extra, las curiosidades en lugar de significar enriquecimiento me llevan a la distracción absoluta. Una distracción que me hace perder el foco. Sí, ya sé, la última oración fue redundante. Las distracciones desenfocan. Pero a lo que me refiero es a ese tipo de distracciones que se terminan transformando en nuevos focos. ¡Y tengo tantas!
Para ayudar a figurarse esto puedo poner un ejemplo: empecé un viaje intentando aprender un idioma y relajar un poco de la universidad, buscando crecer como persona. Mis metas eran relajarme, disfrutar, aprender otro idioma, conocer otras personas, ver el mundo con otros ojos, conocer nuevos lugares. No pasaron ni tres meses y ya estoy pensando en estudiar una carrera acá, tener hijos (con quien, cuándo o en qué país tampoco tengo idea porque esa parte todavía no la pensé) , estoy estudiando incluso más de lo que estudiaba antes de irme.
Disfrutando sí, pero mis focos, mis intereses, mis banderines de la meta cambiaron de forma y color, ¿crecieron? ¿Quizás verlos de cerca los hace ver diferente?
Ni idea.
No sé por qué soy así.
Lo más gracioso es que a veces hasta me convenzo a mi misma de que sé lo que quiero. Que tengo una idea general bastante nítida ya fijada y organizada.
Pero no tengo idea!
A veces me encanta eso, no saber en realidad lo que voy a querer dentro de 5 años. Sentirme versátil, adaptable a un mundo en constante cambio, sentirme tan auténtica que incluso puedo abrazar mi forma de ser, única en su mutabilidad.
No sé, probablemente haya muchas más almas mutables bohemias y probablemente más distraídas que yo, dando vueltas por ahí.
Pero en algún punto me siento única. Porque mi camino no lo hizo nadie además de mí.
Otras veces detesto esto. Detesto no saber qué quiero, qué esperar de mí misma (la única persona en la que debería poder confiar, más allá de la circunstancia) . A veces creo que quizás no logro serme fiel.
Fiel a mi memoria, a mi instinto, a mis decisiones, a mi consciencia. Quizás como una aguja, que va dando puntadas con un hilo sin nudo- (¿Qué?) Una metáfora un poco rebuscada. No sé cuánto hilo traigo, pero soy como una aguja. Cada paso que doy es una puntada. Cada puntada va atravesando un hilo sobre la tela, un camino sobre esta vida. Pero mi problema es que mi hilo no es muy largo, y no tiene nudo. Es decir que mi camino se va desdibujando cada vez que avanzo.
Como esta teoría del soltar. Para tomar lo nuevo suelto lo viejo. Cada nueva puntada desdibuja la más antigua de las que están ahí.
Qué mejor ejemplo que este texto. Otra vez me fui por las ramas. Quería hablar de lo difícil que me es saber lo que quiero y terminé explicando cómo veo el camino de mi vida.
Aveces tengo super claro lo que quiero. En la mente.
Y en el camino, en la práctica, en la experiencia; se va dibujando algo distinto que me fascina o interesa igual o más de lo que me interesaba en la mente. Y así la relación entre mi hacer y mi imaginar el futuro se va construyendo mutuamente. Se produce una especie de feed back. Las nuevas experiencias me hacen ver que hay más cosas que pueden influir en el mañana. Y la suma de las experiencias se reordena.
Realmente... quizás no soy tan fiel a mi misma. Me distraigo fácil. Y no tiene que ver con la terquedad de mantenerse en foco con algo. Terca y testaruda las tengo como característica principal aunque me distraiga.
Con esto de la distracción me refiero al largo plazo. A los objetivos que perseguimos en la vida.
Pero en fin. No puedo llegar a una conclusión, porque soy ambas partes.
La curiosidad que alimenta y enriquece y la distracción que desenfoca y traiciona.
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