Me dijo TE QUIERO. Al oído me lo dijo. Después de haberme besado unas tres o cuatro veces. Después de haberme escuchado durante tres o cuatro horas. Me dijo así, como despedida, como cuando estás en la última ronda del truco y jugaste tu última carta y te cantan retruco.

  Pará chabón, no ves que hoy jugué mi última carta? Te besé con sentimiento, sentimiento que apenas puedo poner en besos pero no en palabras. Y vos me susurrás y me decís que me querés. Y todavía me lo decís en español.  Veníamos jugando la partida en alemán. Me cantaste el envido en alemán. Y así como si nada... "Ich sag dir noch was ans Ohr..., weiß nicht ob es zu viel ist, aber... Te quiero"

Paaaaaaaa. 

Si había tomado algo se me desapareció el alcohol en la sangre. 

Sabes que es lo peor de todo? Que tengo miedo de que tengas el ancho de espada. De que mi uno de oro no sea igual a tu uno de copas. Que el haber jugado esta ronda así me haga sentir otra vez en bolas y que tu cantar retruco esté justificado. Y que yo termine perdiendo la partida. 

Pero me gustaría saber qué carta es la que te hace sentir confiado. Y me gustaría saber si es posible que ganemos los dos. Y quizás si es posible que simplemente dejemos de jugar y nos digamos te quiero de verdad. 

Tu forma de jugar me da ganas de saber con qué carta jugás. 

También te quiero ¿cuenta  como cantar quiero vale cuatro? 







Comentarios

Entradas populares de este blog

Capítulo 2. Él.