Agoniza el verano.
Estoy viendo llegar al otoño. Otra vez.
Otra vez digo, la segunda.
Veo morir, secarse, dormir, veo la renuncia de seguir haciendole frente al sol abrasador cada día.
Es la segunda vez en mi vida que veo el otoño de esta manera.
Entendiendo que la naturaleza se cansa del brillo. Que en algún momento necesita contar, que viene del barro. Viene del fondo de sus raíces.
Es la segunda vez que entiendo al otoño como ese brillo de ausencia. Nos muestra como sería el mundo si no lo valoramos. Cómo las demás estaciones no pueden vivir en una eterna fiesta.
Digo la segunda, porque solo me acuerdo de una vez en que el verano necesitaba una pausa.
Hoy pienso que así como la naturaleza, lo que a mi me pasó este verano es que le saqué el jugo (y el vino) a todos los limones que la vida quiso darme.
Quedé enamorada del verano. Es la primera vez en mi vida que puedo decir que mi estación del año preferida es el verano.
Antes decía que era el otoño.
Pero hoy puedo entender que lo que el otoño hace es transformar ese verano para que podamos verlo claro.
Verlo claro. Como siempre en esta vida: valorar las cosas más importantes cuando ya no están.
Se va el verano de a poquito : si, ya sé, faltan como 20 días. Y para algunos, la mayoría de los que me leen, es ahora invierno y están esperando la primavera. Y qué. Yo escribo esto porque mi verano está agonizando. Y necesito que alguien entienda lo que eso para mí significa. Porque sí, porque soy un ser extremadamente conectado a la naturaleza. Y porque si no lo digo, este brillo de emoción, inspiración dentro, se va a morir en su otoño. Y no lo quiero ocultar, porque es lo que tengo para dar.
Mi verano está agonizando dije. ¿Puede alguien tratar de entender lo que eso significa? No hablo solo de estaciones del año. Estoy hablando de momentos del alma. Conocí el calor del sol, mis raíces tuvieron suficiente agua y energía para extenderse, viajar y alimentarse de nuevas emociones, experiencias y sueños. Creo que, he dado frutos. Sonará un poco arrogante, pero creo que he dejado huella en el camino de otros, y eso para mí, significa dar fruto.
Pero ahora, el expandirse de esas raíces, necesita de ese descanso, para poder absorber todas las energías necesarias para la próxima expansión.
Viene mi otoño.
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